¿Por qué las vacas son sagradas en la
India?
Símbolo de la fecundidad y la maternidad, las vacas son sagradas para
los hindúes. Están protegidas por la ley y nadie osa hostigarlas, maltratarlas
y mucho menos matarlas para aprovechar su carne. A muchos occidentales, esta
sacralización les parece paradójica en un país en el que reinan la pobreza y el
hambre.
El origen de esta costumbre se pierde en el pasado. Hace casi 2.500 años, el crecimiento demográfico en la India provocó la reducción de las tierras de pasto en favor de los cultivos de hortalizas. Las vacas, cada vez menos numerosas, fueron entonces conservadas por su leche y abono. Esto coincide con la llegada a aquel país del budismo, religión que protege a estos rumiantes.
El origen de esta costumbre se pierde en el pasado. Hace casi 2.500 años, el crecimiento demográfico en la India provocó la reducción de las tierras de pasto en favor de los cultivos de hortalizas. Las vacas, cada vez menos numerosas, fueron entonces conservadas por su leche y abono. Esto coincide con la llegada a aquel país del budismo, religión que protege a estos rumiantes.
Simboliza la
Madre Tierra, la Naturaleza y, por extensión, la fertilidad y la abundancia,
como un aspecto benigno de la Gran Diosa. Como proveedora de leche se la
considera como una madre.
Recibe varios nombres, según sus conexiones con distintas deidades. El más importante es Kâmadhenu («otorgadora de deseos»), la vaca de la abundancia, tomada como representación de Lakshmî, diosa de la prosperidad. Este animal tenía el poder de conceder todos los deseos. Es, pues, sagrada por su generosidad hacia los humanos, como proveedora incansable, pues puede producir cantidades infinitas de leche y es la nodriza de todos los seres vivientes. Kâmadhenu surgió del batimiento del océano primigenio. Además, representa en sí a todas las especies animales.
Según la leyenda, tras el surgimiento del hombre, sus tejidos corporales comenzaron a desgastarse. Entonces el dios Brahmâ, para beneficio de la humanidad, se transformó en una vaca y dio a los hombres el néctar en forma de leche. Por ello se considera a la vaca como padre y madre, el ganado vacuno en general es respetado en la India y el asesinato de una vaca se considera un gravísimo pecado. Consecuentemente, el proteger a las vacas tiene implícito gran mérito religioso y social.
Recibe varios nombres, según sus conexiones con distintas deidades. El más importante es Kâmadhenu («otorgadora de deseos»), la vaca de la abundancia, tomada como representación de Lakshmî, diosa de la prosperidad. Este animal tenía el poder de conceder todos los deseos. Es, pues, sagrada por su generosidad hacia los humanos, como proveedora incansable, pues puede producir cantidades infinitas de leche y es la nodriza de todos los seres vivientes. Kâmadhenu surgió del batimiento del océano primigenio. Además, representa en sí a todas las especies animales.
Según la leyenda, tras el surgimiento del hombre, sus tejidos corporales comenzaron a desgastarse. Entonces el dios Brahmâ, para beneficio de la humanidad, se transformó en una vaca y dio a los hombres el néctar en forma de leche. Por ello se considera a la vaca como padre y madre, el ganado vacuno en general es respetado en la India y el asesinato de una vaca se considera un gravísimo pecado. Consecuentemente, el proteger a las vacas tiene implícito gran mérito religioso y social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario